"El Verdadero Amor Es Siego"

Primer capitulo:

Mi Vida:

Nací un 11 de Febrero de 1991, en Arizona (Phoenix) Estados Unidos. Mi nombre es Daniela Medina, Tengo 18 años recién cumplidos; Mi madre Stella tiene 35 años es abogada y amante de las flores, sus favoritas son las lilas. Mi padre falleció un día antes de que yo naciera en un accidente automovilístico, se llamaba Héctor.
Cunado cumplí 7 años nos mudamos a California. Necesite valor para dejar a mis pocos amigos de la primaria y conocer gente nueva y extraña.
Luego de terminar la primaria conocí a mi mejor amiga Nadia Montebelo, ella es una amiga de las que ya no hay es buena y muy valiente para estar conmigo que soy todo lo contrario a ella.
Soy una persona que no tiene miedo a decir lo que siento, y llorar en cualquier lugar sin importar a donde valla. Algo que me gusta de mi, mis ojos, color celeste cielo; algo que odio de mi, es que no soy de las que tienen muchos amigos. Prefiero estar sola en compañía de mi mejor y única amiga, que en vez de estar con gente que me desagrada y que no tengo ganas de querer como amigos sino como enemigos naturales.
A los 16 años me dedique a componer viejas y aburridas canciones que no tenían mucho sentido pero trataban de lo que sentía y necesitaba en esos momentos, un abrazo, un beso reconfortante y una persona a la que me quiera y me aprecie por lo que en verdad soy. Me describo como un desastre a pesar de que soy muy bella, tengo pelo lacio de color castaño, soy bastante flaca, pero no soy tan alta, tengo una estatura promedio a mi edad; no soy una de esa clase chicas a las que se la pasan pintándose las uñas, llendo a la peluquería, preocupándose por lo que se van a poner y de que es lo que opinan sobre el chico nuevo, si es lindo, si es alto, si es flaco, etc.
Vivo de la adrenalina, me gusta escalar, andar en patineta, todo lo que represente reto, yo lo acepto. Forme una banda con un par de chicas de mi edad, en parte mi mejor amiga esta en ella.
En mi casa soy la típica adolescente rebelde, y dormilona que a cualquier madre pondría los pelos de punta, en cambio mi madre se las arregla sola; dice que mejor sola que mal acompañada, yo prefiero seguir creyéndome ese verso, tal como el de la cigüeña te dejo en la puerta de casa. Mis vecinos son iguales a mi, digamos que encontré a mis almas gemelas, ellos son gemelos es muy difícil darse cuenta de con quien de los dos hablas, Nicolás tiene ojos celeste y pelo tonando a rubio, esa es la diferencia entre el y Facundo su hermano. Facundo es el novio de Nadia hacen una muy linda pareja; Nico y facu, tienen el don de hacer las cosas divertidas, nacieron para dedicarse a la comedia. Cuando cumplí los 17 me enamore profundamente de Nico, según mi mama el amor esta en el aire. Pero lo único que ve en mi es que solo soy una buena amiga y nada mas; Adoro esa sonrisa que tiene que lo hace tan perfecto y hermoso como una pintura de Da Vinci.
Mi cumpleaños 18 me lo festejo mi madre a lo grande, fue sorpresa por lo cual mi amiga me llevo todo el día de compras, me hizo probar, sacar, poner y elegir 5000 kilos de ropa de marca y a la moda; eso simplemente no es lo mío...solo necesite un segundo para pedir desesperadamente que volviéramos a casa, pero como toda amiga discreta dijo que no. Me llevo corriendo a la heladería mas lejana, habiendo una a la salida del Shopping. Luego ya estaba tan distraída que no me di cuenta de la hora y cuando llegamos a la puerta de mi casa me tapo los ojos y me dijo con gran entonación y aliento ¡Feliz cumpleaños 18!
Me llevo un segundo comprender que me había olvidado de mi propio cumpleaños
Todos mis familiares mas cercanos corrieron para saludarme, abrazarme, y llenarme de baba con esos besos amorosos que me suelen dar. Sin darme cuenta choque con la mesa y antes de que cayera una mano suave y caliente me sostuvo antes de tocar el suelo.
Su voz sonó tan suave y tan elegante que no lo podía creer a quien estaba viendo, llevaba una camisa blanca lisa, un jeans oscuros, y su alborotado pelo en su cara tan perfecta y suave como el algodón o el despertar en un sueño hecho realidad.
Era el, sin duda era el, Nicolás me sostuvo por un minuto, mirándome fijo y con una mirada ardiente llena de deseo. Con una delicada y voz tan suave me dijo, ¡Feliz cumpleaños, catrasca! Me sonroje al oír mi apodo de torpe que me había puesto desde la primera vez que me caí sobre el rompiéndole la muñeca.